Familiares, amigos y efectivos participaron de una despedida entre profundas muestras de dolor. El joven policía fue asesinado en un asalto para despojarlo de la bicicleta y las zapatillas. El dolor de un momento que quedó grabado en la memoria de los puntanos.
Se vivieron momentos realmente desgarradores. Los puntanos están conmocionados y la familia de Diego Gatica, el joven oficial de policía que murió tras ser brutalmente golpeado por delincuentes que le robaron la bicicleta y sus zapatillas, y su familia, naturalmente, desconsolada
Sus fueron sepultados en el cementerio Jardín del Recuerdo en medio de un silencio atronador, solo quebrado por el llanto de sus queridos y el aplauso de sus camaradas.
Su cuerpo fue escoltado por una guardia de honor compuesta por efectivos de distintas divisiones de la Policía puntana.
Su ataúd quedó envuelto en una bandera argentina, junto a su sable y el gorro que usaba como efectivo de la fuerza.
Una flor roja, que simbolizaba la sangre derramada del joven policía, sintetizó el sentimiento de una provincia conmocionada por el crimen, un nuevo mojón en un creciente espiral de violencia e inseguridad que golpea a los puntanos.
“Estamos viviendo momentos de profunda tristeza, desconcierto, de desolación, y nos preguntamos ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo es posible que haya seres tan irracionales que nos arrebataron de esta forma tan cruel a nuestro querido Diego y sé que en estas circunstancias las palabras sobran, pero hay preguntas sin respuestas y hoy el dolor es de toda la sociedad puntana, de gente sencilla y que ama la vida. Condenamos una vez más con toda firmeza este horrible crimen, asesinato”, expresó el capellán de la Policía, Aníbal Sosa en la puerta de la Previsora.
El asesinato de Diego caló hondo en la sociedad y así se reflejó en las numerosas familias y ciudadanos que aguardaron el paso del cortejo fúnebres, en las calles, en las veredas de sus viviendas, portando carteles o aplaudiendo a su paso.
También un grupo de bomberos le dio un emotivo mensaje de despedida en la intersección de la avenida Lafinur y Ruta nacional N° 146 en donde colgaron una bandera argentina en una grúa para honrar al policía.
“Padre nuestro venimos a ti dolidos, partidos de dolor con lágrimas en los ojos y el corazón muy roto y humillado por la impotencia. A todos nos queda una pregunta: ¿Por qué y para qué? ¿Es posible tanta crueldad en el corazón humano? ¿Puede haber en este terruño de buenos amigos gente con tanto odio? ¿Es posible que esta sociedad hoy está engendrando delitos tan grandes y monstruosos en tan pequeñas personas sin educarlos en amor y en la honestidad como lo hicieron los padres de Diego?», planteó Sosa en sus palabras.
Y agregó: «Hemos de aprender mucho de esta muerte. No nos debemos olvidar porque entonces no vamos a aprender absolutamente nada. La vida se defiende, se protege hasta el final, es el mayor tesoro que tenemos, sin eso, no tenemos nada».
El instante final llegó con un aplauso unánime, que mezcló dolor, incredulidad, bronca y reclamo de castigo para los culpables.